sin princesas
sin embrujos
sin dragones
sin hechizos, sin duendes ni pociones
El vate descansa dentro la torre
juega con cuerdas de color y acero
con el viento plateado
juega con el cuero apretado
Se pierde entre las alas de su encanto
entre las silenciosas sombras de su lecho
en sus palabras amordazadas
en sus manos que no cesan de sangrar clamores